Desde los primeros años, sembramos en nuestros estudiantes las bases del liderazgo misionero. A través del juego, la exploración y el trabajo en equipo, cada niño desarrolla su autonomía, su creatividad y sus habilidades sociales, en un ambiente que lo acoge, lo forma y lo hace sentirse valioso: porque vale la Sangre de Cristo. Así inician su camino de fe, aprendizaje y servicio.
Beneficios clave:
Autonomía: desarrollan confianza y responsabilidad desde pequeños.
Comunicación: expresan sus ideas y emociones con claridad y respeto.
Trabajo en equipo: aprenden a colaborar, compartir y resolver conflictos.
Solidaridad: viven la fe sirviendo y ayudando a los demás.
Desarrollo socioemocional: fortalecen su bienestar y empatía.
Creatividad: usan su imaginación para explorar y resolver problemas.